jueves, 22 de octubre de 2015

Cuando un juez declara: "¿Qué quieren que haga?, yo sigo instrucciones" (dicho de otro modo: "obedezco órdenes") (La Jornada, 19 de octubre de 2015), significa que dicho juez está incapacitado para juzgar. Significa también que el Estado es una cloaca, que no sirve, sino para propósitos aviezos, contrarios a los intereses y necesidades de la Nación que dice representar. Ante tal situación, no quedan sino dos caminos: Sanear al Estado, o destruirlo y hacer otro que que cumpla con los intereses legítimos de la Nación. "México", entendido como una abstracción que simboliza y conforma a un país multiétnico, multicultural y multilingüístico. El Estado, en estas circunstancias, debe cobijar generósamente a estas múltiples naciones.

domingo, 27 de octubre de 2013

Respuesta a Lalo Toral.

La caballada está encabritada, no hay duda, y se debe a que la Querella de los Locos ha permeado en nuestra Caballeriza, en donde los equinos están inquietos. Y todo esto, debido al post anterior de este mismo blog, escrito como todos los que aparecen aquí, con vocación polémica, con ánimo de impulsar la crítica sana y veraz, y de conmover conciencias. A lo largo de la historia de este blog hemos obtenido muy pocas respuestas en las que se pongan en duda nuestros puntos de vista o que se opongan abiertamente a éstos. Hasta ahora. Mi amigo y colega Lalo Toral ha publicado una amable pero severa carta en la que expone sus puntos de vista respecto al post titulado “La Querella de Los Locos”, a la que hemos de dar una puntual respuesta en este momento. Como la carta está dirigida a mí, me tomaré la libertad de escribir mi respuesta (por esta única vez) en primera persona. La carta de Lalo es personal, pero al publicarla, se vuelve asunto público. La última vez que escuché a los Locos del Ritmo el grupo estaba formado por: El Che, Lalo Toral, Chucho González, Jorge García Castil y Rafael Acosta. Tremendo y potente grupo, en donde se combinaban personalidades, talento, ejecución musical potente, las coreografías características del grupo, etcétera: un espectáculo impresionante, de gran calidad. Pasó el tiempo y mi amigo Armando Molina me pone en contacto con Rafa Acosta, porque, al parecer, necesitaba un pianista para tocar con los Locos. Evidentemente Lalo ya no estaba en el grupo, y debía tomar la estafeta (tremenda responsabilidad que me ha llevado años poder asumir con plena dignidad). Tampoco estaba el Che, su lugar lo tomó Héctor Ortiz. El resto de los músicos “originales” seguía en el grupo: González, García Castil y Acosta, por lo tanto, se me estaba dando la privilegiada oportunidad de ingresar a un grupo plenamente constituido, con una enorme trayectoria, un grupo legendario en donde se me podría calificar de todo, menos de “pirata”. Este y no otro es el origen de mi colaboración con los Locos del Ritmo. Para comprobarlo existen varios videos en YouTube. Pasó el tiempo y, por razones que desconozco, se fueron yendo los miembros originales, quedando únicamente Rafa Acosta. Antes de continuar, quisiera comentar algo sobre mi carrera como músico. Estudié piano y composición en el Conservatorio Nacional de Música de México, llevé varios cursos magistrales con maestros internacionales de primer nivel en el Conservatorio, UNAM, Univerisité Censier de Paris, SACM, etc. Mi quehacer profesional incluye la ejecución de instrumentos de teclado (piano, órgano, sintetizadores, etc.) en diferentes géneros y estilos, composición, arreglo, producción, diseño de sonido, etc. Además ejerzo la enseñanza, dicto conferencias, publico artículos con temas de Teoría Musical que son leídos y apreciados en todo el mundo y está a punto de aparecer publicado un libro mío sobre temas de Teoría Musical. Por lo tanto, soy un individuo que se dedica plenamente a trabajar en el ámbito musical y que vive de los emolumentos que este quehacer le producen. En consecuencia, cuando alguien se atreve a perjudicar mi labor profesional, no me queda más que defenderme, y esto és lo que estoy haciendo, puesto que hay sujetos que están afectando mi carrera. Y me refiero concretamente a Mario Sanabria, a quien ni siquiera conozco personalmente. Cuando supe de la famosa querella, este pleito entre amigos y colegas, no pude sino lamentarlo profundamente, pero no era mi pleito, no era mi pelea, por lo tanto permanecí discretamente al margen, lamentando, eso sí, tan penosa situación. Pero cuando el señor Sanabria publica dos imágenes en las que aparece mi persona en su página de Facebook, condenando a los que ahí aparecemos como “piratas” y diferentes epítetos ofensivos, y cuando la runfla de “amiguitos” y “amiguitas” del citado Sanabria se solazan con expresiones jocosas y ofensivas sobre MI persona, entonces, ya tomé esto como algo personal. Y no sólo eso, al solicitar públicamente a empresarios y público en general que no se nos contrate, ha habido un descenso considerable en mi trabajo como músico, afectando seriamente mis ingresos que, dicho sea de paso, son de carácter honesto, basados en un trabajo decente y no sobre la base de pleitos y querellas, como pretende el dicho sujeto de marras. En resumen, al verme atacado públicamente en mi imagen y dignidad, cuando vi afectados mis intereses profesionales y económicos, no me quedó otra, sino que tomar posición en un asunto que, en realidad no es, como dije antes, mi pelea, pero que dadas las circunstancias, tuve que tomar. Ahora mi respuesta a Lalo. Mi “R&R” se debe, como ya lo expresé arriba, a la agresión que sufrí sobre mi persona y mi dignidad por parte de Sanabria. No tengo ningún reproche, ni contra ti, ni en contra de cualquier otro músico del grupo (excepto Sanabria, claro). Estoy seguro que si tú hubieses sido objeto de un ataque así, no te habrías quedado con los brazos cruzados. Sanabria, con tal de salirse con la suya, es capaz de atacar a quien ni siquiera conoce, sin ningún remordimiento. En cuanto a los derechos, papeles legales y pleitos judiciales, yo no tengo vela en el entierro: no és mi pelea. Yo no necesito de pleitos y demandas ni para trabajar, ni para fortalecer mi actividad profesional. Eso se lo dejo a mediocres como Sanabria, quien, por cierto “se manchó y me manchó” (Él comenzó a violar el punto 4 que mencionas). El hecho de que yo trabaje con Rafa no me hace ni mediocre ni nada por el estilo. Respecto a la propiedad de la franquicia, a mí tampoco me afecta. Tengo entendido que Rafa siempre fue propietario de dicha franquicia, por eso Sanabria alude a “documentos caducos”, dicho que corrobora la propiedad original de la franquicia que, de un modo u otro, obtuvo, por no sé que medios, y de la que ahora pretende ser titular. Sin embargo, ese no es mi asunto. Dices que Rafa manipula y controla a la gente: a mí solamente me ha proporcionado trabajo y su amistad. No puedo hablar mal de él, así como no puedo hablar mal de ti, a quien considero como un amigo y un magnífico colega al que admiro. La bronca es contra el tal Atilano, quien se manchó al meterse con mi persona, lo cual no puedo permitir. No puedo tolerar que mi persona sea objeto de burlas e improperios por parte de una runfla de cretinos que ni siquiera tienen vela en el asunto, excepto el de ser incondicionales de Sanabria, a quien no le importa pisar a quien sea, con tal de salirse con la suya. (Y eso, dejando aparte el daño moral y económico que este sujeto me ha proferido). Por otro lado, mi posición siempre ha sido la de apoyar a un reencuentro con los Locos que yo alguna vez admiré, pero para eso tendrían que llegar a un acuerdo ambas partes, cosa que, por desgracia, no se vislumbra en un futuro cercano…

domingo, 29 de septiembre de 2013

La Querella de los Locos.

(Después de casi tres años, retomamos en control de esta caballeriza, para lo cuál, llegamos en estampida). No hay nada más feo que ver a dos grupos de amigos y colegas que se están peleando por un “nombre” (¿Franquicia? quizás, y quizás en este punto está el meollo del asunto judicial que deviene en una serie de ataques y descalificaciones de ambos lados). Intervengo en esta cuestión, porque me siento perjudicado, a pesar de no ser un loco “original” (como Rafa Acosta, Chucho González, Pepe Negrete o Toño de la Villa). Pero que sí ha afectado mi ámbito laboral. Además me duele ver a entrañables amigos y respetabilísimos colegas involucrados en este vulgar asunto. Como ya se habrá imaginado el lector, me estoy refiriendo a la ya famosa Querella de los Locos, un fabuloso circo que muestra, al menos dos fatales condiciones humanas: la Ambición desmedida (junto con su compañera inseparable: la Envidia) y el instinto de supervivencia (junto con la Dignidad), aquél, condición inherente a todo lo vivo. Ambas condiciones interactúan, se interpenetran, se oponen, realizando complejas operaciones dialécticas. Pero no se trata aquí de analizar conceptos filosóficos, sino tratar de entender lo que está detrás de dicha querella. Si vemos la foto del primer disco de los Locos, vemos a los personajes que he mencionado arriba (Acosta, González, Negrete, de la Villa…), todos estamos de acuerdo en que estos sujetos son los Locos del Ritmo ORIGINALES, y aquí podemos ver a Rafa Acosta, pero no a Mario Sanabria, autoproclamado patriarca de los Locos del Ritmo y poseedor absoluto de los beneficios que de este grupo puedan derivar. Se atreve a mencionar a Rafa, como si ambos fueran iguales, y todavía le dirige su dedo flamígero acusando: “Rafa tiene la culpa de todo, nos engañó, registró el nombre [franquicia] a nuestras espaldas”. ¡Tamaño atrevimiento! Un individuo arribista y ambicioso sin duda, porque el primer disco de los Locos contiene los primeros y muchos de los principales éxitos de este grupo, y Sanabria no participa: ni siquiera se conocían los Locos y el mencionado sujeto de marras. En este disco el bajo está ejecutado por un contrabajista profesional (apodado “El Médico”) contratado Ex Profeso. Después de este disco, Los Locos decidieron la incorporación de alguien que tocase el bajo, y así conocieron a Mario Sanabria. Dicen las malas lenguas que el chamaco Sanabria tenía muy buenas intenciones, pero hasta ahí: su nivel de ejecución musical era, poco más o poco menos, mínimo (aunque es justo reconocer que el chamaco se esforzó y llegó a tocar muy bien después). Por esta razón, aunque ya estaba incorporado al grupo, no grabó en el segundo disco, excepto quizás una o dos canciones. El disco fue grabado por El Médico. Como podemos ver, Sanabria no grabó gran parte de los éxitos de Los Locos del Ritmo. Pero ahora se ostenta como el gran gurú de la secta locaria, el poseedor de la verdad absoluta (y de la franquicia). Al principio tuvo el apoyo de Chucho González, compositor de “Yo no soy un rebelde” y “Pólvora”, magnífico ejecutante y obsesionado, en grado sumo, por la perfección, y Lalo Toral, gran amigo mío y mentor respecto a los aspectos fundamentales de la ejecución pianística del Rock&Roll: entrañable maestro y querido amigo, y Pepe Negrete, a quien apenas conozco, pero a quien admiro y respeto. Pero no pasó mucho tiempo, y los Locos “originales”, por alguna razón, desertaron del pleito, excepto Pepe, quizás senilmente fascinado por la personalidad de Sanabria. El caso es que los “originales” Locos del Ritmo no son tales, porque ya ni siquiera participan Toral y González, tan sólo Negrete. El contrabajista original (“El Médico”) participó solamente en la grabación de los dos primeros LPs. Y resulta que los Locos de Sanabria no son nada, ya que en este grupo, formado por algún baterista (a cada rato cambian de baterista), un guitarrista que ensucia los éxitos de los Locos con una distorsión fuera de estilo, Ramón Rodríguez (a) “El Ratón”, excelente bajista a quien conocí hace muchos años tocando con Javier Bátiz, amigo y respetado músico, un Pepe Negrete senil que mancilla sus propias canciones con una serie de patéticos manotazos en un órgano electrónico, y Sanabria con su cara de “malo”. Éstos son los Locos del Ritmo “originales”, amparados por unos papeles cuestionablemente adquiridos y, que de originales tienen lo que yo de extraterrestre: ¡¡No mamar, por favor!! Si se trata de definir la “originalidad”, hay que ir a los orígenes (valga la redundancia) y en ellos no está Sanabria, un evidente advenedizo y ventajista, quien consideró que la adquisición de la franquicia le proporcionaría beneficios. Esto és todo. De ahí los ataques. De ahí las humillaciones y de ahí las villanías. Y en estas condiciones, hay que considerar al oponente dialéctico, al concepto que se opone al ambicioso sueño sanabriesco: este oponente, este opuesto dialéctico es Rafael Acosta. Desde que yo sé, Rafa ha sido el dueño LEGAL del nombre “Locos del Ritmo”, por lo que esta querella me sorprendió enormemente. En todo caso, el único original es Pepe Negrete, pero Sanabria no es “original”. Que yo sepa, Sanabria no ha sido autor de ningún éxito de los Locos. Acosta sí: “Tus ojos”, emblemática canción, catalogada como la primera balada rock en español, y tan conocida, que linda los míticos límites de la propiedad popular: el Dominio Público (aunque, igualmente, esto és actualmente legalmente imposible). Pero así de intensa e influyente és esta canción, compuesta por Rafael Acosta, además de muchas más. ¿Sanabria tiene un éxito así?, que yo sepa, no. Tan sólo produce maldades y mentiras, causando mucho daño a mucha gente. Sanabria es tan “original” como el Acta de Defunción de Jesucristo. En realidad, tenía preparado un escrito más extenso sobre este tema pero, en beneficio de la brevedad, me quedo aquí. Hay mucho más que decir al respecto, pero no es el momento de hacerlo. Tan sólo, quiero agregar que, por mi parte, me encantaría ver a unos Locos del Ritmo conformados por Rafael Acosta, el Che, Lalo Toral, Chucho González, Jorge García Castil..., Sería fabuloso, pero imposible: gracias a los malos oficios ejercidos por el ambicioso y envidioso Sanabria y gente como él.

domingo, 12 de septiembre de 2010

Shalalalalá

I

En sus desesperada búsqueda de legitimidad, el gobierno panista ha caído en desproporciones y excesos inconmensurables. Dejando aparte los aumentos exponenciales de la violencia social, de la pobreza extrema, del desempleo, de la disminución del poder adquisitivo de los salarios, de la cruenta represión a los trabajadores, en especial aquellos que no se inclinan ante los poderes fácticos, de la concentración de la riqueza en unas cuantas manos, del saqueo inmisericorde de los recursos naturales de la nación, y de la explotación sistemática de una mano de obra barata y desechable, dejando aparte todo esto, decía, nos referimos aquí a los “festejos” del Bicentenario y del Centenario, que tanto ocupan a la población mexicana en este momento. No importa el secuestro del sistema educativo por parte de una mafia sindical que intercambia favores cuestionables con el poder ejecutivo. No importa tampoco el escandaloso deterioro educativo que sufren nuestros niños, jóvenes y población en general. Lo que importa es festejar a toda costa y cueste lo que cueste. Ocultar una realidad substancial, vacía de contenido, con la extravagante apariencia de felicidad y satisfacción. La fiesta de los winners que se regodean en su mundo privado de complicidades perversas, en su ambiente globalizado tipo American Way of Life, y bendecidos por una Jerarquía Católica que, a través de la Historia, se ha caracterizado por prostituirse sistemáticamente ante los poderes políticos y económicos. El festejo de una supuesta “independencia”, en un país que no produce sus alimentos, que depende de las calificadoras financieras internacionales y que se derrumba cada vez que ocurre una de las crisis recurrentes de las bolsas de Nueva York y Londres.

También festejan el inicio de una Revolución que, en los hechos, niegan implícita y explícitamente. Cuando De la Madrid Hurtado cancela el período revolucionario, rindiéndose a las exigencias del capital trasnacional y poniendo las bases del NAFTA, comienza el cínico y nefasto ascenso al poder, evidente y público, de aquellos contra quienes se peleó en la Revolución. Por tanto, sus expresiones de fiesta no son por la Revolución en sí, sino porque al fin han logrado liquidarla, y en este ambiente, es de “buen gusto” descalificarla, mostrándola como un período de desestabilización, como una lucha entre bandoleros, en fin: como La Bola. Y descalifican, al mismo tiempo, sus logros: Reforma Agraria, derechos sindicales, la educación obligatoria y laica impartida por el Estado, el Seguro Social, la Nacionalización Petrolera, etcétera.

Y se les olvida, o nunca se enteraron, que en el ámbito cultural, México adquirió por primera vez en su existencia, una personalidad propia que antes se le había negado. Exceptuando acaso los aportes de la luminosa generación de la Reforma, la cultura mexicana permanecía siempre detrás de los pasos de la cultura europea, en todos los casos particulares. Sin embargo, la Revolución Mexicana produce, por primera vez, una expresión cultural y artística a la que se puede llamar “mexicana” en-sí y para-sí. Surge una pléyade de artistas, en todas las áreas estéticas, quienes, a partir de la esencia nacional, encuentran los elementos que marcarán las diferencias entre lo mexicano y lo demás. Diego Rivera traslada la técnica del fresco renacentista italiano al ámbito nacional y le da una nueva significación, originando el gran movimiento del Muralismo Mexicano, que tanto realce le dio al país en el mundo. Lo mismo sucede en la literatura, en la música, en la arquitectura: en todas las artes.

Pero hoy, se da la irónica casualidad de que en el año 2010 corresponde a un gobierno abiertamente conservador, herederos de de aquellos supuestamente derrotados por los movimientos de 1810 y 1910, un gobierno neo-cristero, al servicio de las oligarquías nativas y del capital internacional, violentamente anti-popular y ¿Por qué no decirlo? Anti-social. Y ante el compromiso histórico de tan magnas conmemoraciones, a los miembros de la cúpula gubernamental no les nace decir otra cosa más que “Shalalalalá”.

II

Shalalalalá es lo único que se le ocurre a un pseudo poeta, célebre por ser la víctima del robo de un bistec y miembro distinguido de la Chilanga Banda. Contratado por un cuate, quien a su vez es cuate de Lujambio, en este tenebroso cenáculo de complicidades y amiguismos propios del sistema político mexicano, acentuadas por la tendencia elitista, excluyente y exclusivista de sus perversos participantes panistas, ante las críticas vertidas ante su “creación poética”, Jaime López espetó que: “Los pueblos tienen la música que se merecen”, pero esto no le impidió cobrar un cheque expedido a partir del dinero pagado por el erario, es decir, por el pueblo al que tanto desprecia. López olvida, desconoce o ignora el significado profundo que esta conmemoración tiene para el pueblo mexicano, y se imagina que tal significado es el de la simple fiesta, el pretexto para el reventón, la peda y el desmadre, a las que, seguramente, López está acostumbrado por sus correrías con la Chilanga Banda. Por eso, la culminación extática y sublime de su futuro milenario es acudir al Zócalo (o la plaza) para echar desmadre. Su discurso, tan carente de substancia, de objetividad y significado, se termina aún antes de comenzar, y deviene en un expresivo, profundo y filosófico “shalalalalá” que sirve de relleno a los compases disponibles en la música de Alek Syntex.

Por su parte, Syntex es un artista proveniente de la cultura Televisa (la que tanto ha servido para distorsionar y envilecer la idea de mexicanidad). Pero Syntex es inocente. Al ser educado en el ámbito de la industria y tan lejos del México profundo y milenario, comenzando su carrera como actor de “Chiquilladas”, estaba ya, de inicio, condenado a una gran limitación cultural, circunscrito a los paradigmas ideológicos de los Azcárraga y de la clase social que éstos representan. Alek Syntex es un destacado artista del ambiente Pop nacional e internacional, su carrera ha estado salpicada de éxitos, y su trabajo destaca por una gran calidad en lo que en la industria del disco se denomina como “producción”: arreglo, diseño de sonidos, interpretación, grabación, mezcla, etcétera, o sea que, por “producción” nos referimos a técnicas y a procesos artesanales. En este sentido, El Futuro Milenario es impecable, su producción encaja perfectamente dentro de las normas aceptadas en la industria, y se puede decir que es buena. No le pide nada a ninguna producción internacional del género pop.

Pero, dentro del ambiente de excelencia industrial, es decir, bajo la espectacular apariencia, plena de luces de neón y fuegos pirotécnicos, la substancia brilla por su ausencia. La maestría ejercida por Syntex en el terreno popero contrasta con su ignorancia de lo que podríamos definir como “mexicanidad”, es decir, desconoce el fondo y la profundidad de lo que conforma la Cultura Mexicana en todas sus facetas, al contrario de lo que sucedía con los artistas revolucionarios. Esta falta de esencia, aunada a la vulgaridad del texto de López, deviene en un producto que explica su unánime rechazo por parte de la sociedad mexicana, ocasionando la huída de Syntex de la comunidad de Twitter.

El ambiente de Futuro Milenario se sitúa en un ámbito popero, pleno de sintetizadores y samplers humedecidos con reverberaciones digitales y delays ecualizados convenientemente, y en donde destaca la voz de Alek, con su característico timbre y estilo, más propio de las estaciones de radio de Televisa y del gusto de los disc-jokeys de los antros, que de un himno conmemorativo de tan augusta ocasión. De este ambiente exquisitamente digital surgen tímidamente un violín y una vihuela “como si” se tratase de un patético mariachi sumergido en este caos. La fallida mimesis pseudo mariachera se complementa con un ritmo en 6/8, con hemiolas, “como si” de un son o huapango se tratase. Unos tímidos y pálidos grititos (“como si” fuesen mariachis) complementan este patético panaché.

No cabe duda: les quedó bastante grande el paquete a Alek Syntex y a Jaime López, a uno por ingénuo, al otro por oportunista. Tanto tiempo, esfuerzo y dinero no hicieron más que incorporar la palabra “shalalalalá” al repertorio del oprobio, del ridículo y la chacota.

domingo, 7 de junio de 2009

El Autoritarismo en México.


La foto que presentamos ahora, en donde se ve a una bestia bruta (Carlos IV) montada en un noble caballo de rancia estirpe, puede interpretarse como una terrible metáfora, en la que el noble animal representa a nuestro también noble (de tan noble que, en ocasiones es pendejo) pueblo mexicano, y el estúpido que está encima, al no menos estúpido, abusivo, gandalla, corrupto e ignorante gobierno nacional. Es la metáfora del AUTORITARISMO que ha existido siempre (quitando unas cuantas excepciones luminosas, por desgracia demasiado pocas), autoritarismo que ha campeado desde siempre en nuestra patria, y en Latinoamérica toda.

¿Por qué hemos soportado este flagelo desde tiempos remotos? ¿Tendrán nuestros jóvenes países alguna “falla de origen” (como dicen en la tele)? ¿Será que los ciudadanos de estas tierras tienen capacidades diferentes, como ahora se dice? Me inclino a pensar en la tesis de la falla de origen, origen común de todas las repúblicas latinoamericanas, pobladas de gente buena y generosa, pero pobre e ignorante, y dotadas de enormes riquezas, pero que siempre han sido saqueadas por piratas y bandidos venidos de otros lugares. Todos estos países tienen en común (en mayor o menor grado) la mencionada enfermedad social llamada “Autoritarismo”.

No pretendo extenderme demasiado en este tema, porque éste es muy complejo, pero haré el intento de dilucidar este asunto de la manera más breve y concisa.

Cuando Colón “descubrió” América, de inmediato comenzaron a llegar a estas tierras hordas de bárbaros, ignorantes, miserables y mugrosos con la idea fija de enriquecerse fácilmente, sin importar a costa de qué o de quien. Estos individuos procedían de uno de los países más atrasados de Europa (España), que no había salido aún de la Edad Media, gobernado por una familia de imbéciles (por ejemplo: Juana la Loca, Carlos IV, el de la foto, Fernando VII) y corruptos (como Felipe II), quienes a su vez eran súbditos (los reyes) del papa en turno. Cuando Hernán Cortés conquistó Tenochtitlan, el papa era León X (Giovanni de Lorenzo di Médici), y la Iglesia Católica era una cueva de corruptos y degenerados, tanto así, que Martin Lutero se vio obligado a realizar su Reforma religiosa.

Cuando los españoles conquistaron México (quien padecía, por cierto, el autoritarismo de un estado teológico) lo hicieron por medio de dos frentes: el militar, soldados ignaros y ambiciosos que se dedicaron al asesinato, al pillaje, al saqueo y a la violación; y los clérigos (el clero), que completaron la labor de destrucción, aniquilando materialmente las ricas culturas nativas, destruyendo sus templos, fundiendo sus dioses de oro, quemando sus libros (Fray Diego de Landa quemó casi todos los libros mayas, salvándose tan sólo 3 de ellos), les cambiaron sus valores, les impusieron el cristianismo, y con éste, el autoritarismo. Los descendientes de estos vándalos se consolidaron como las grandes oligarquías de los países conquistados, dedicándose a esclavizar, a someter y a explotar a la población. Al mismo tiempo se encargaron de robarse las riquezas naturales del país (minerales como: oro, plata, etc.).

El autoritarismo quedó enquistado a partir de, entre otras cosas, la prohibición de establecer industrias en las colonias, y la asunción de la autoridad y propiedad del rey de España sobre todos las habitantes y sus bienes (“Has nacido para obedecer y callar”). El autoritarismo queda establecido, además, a través del monopolio de la cultura, ejercido por la Iglesia, y a través del terror idólatra y supersticioso, y del terror de la Inquisición. El poder de la Iglesia es tal, que se tiene como una verdad absoluta, que es condición sine qua non pertenecer a la Iglesia para merecer la “salvación” de un supuesto “pecado original” establecido en la mitología judeo-cristiana, considerando a la Biblia como la supuesta “palabra de Dios”, todo ésto asumido apriorísticamente, sin ninguna posibilidad de discusión.

Éste es el origen del autoritarismo. Se ha relegado la responsabilidad del individuo a agentes externos como “papá” Dios o “papá” gobierno. Por eso nuestros países son tierra fértil para el surgimiento de caudillos y salvadores de la Patria. Cuando México se independizó políticamente de España, todo siguió igual: las mismas familias explotando al país, y siempre apoyadas por el clero, ese clero maldito que esconde sus pecados cometidos en sus oscuras mazmorras y escondidos bajo sus faldas (sotanas, se llaman); esos que, cuando les conviene, avientan la piedra y esconden la mano, o lanzan terribles maldiciones flamígeras; esos a los que Juárez les pateó el culo; esos que estuvieron pacientemente esperando la oportunidad de salir a vociferar su veneno cuando el Estado Mexicano traicionó su vocación y tradición histórica, manoseando la Constitución para modificar el artículo 130; esos a los que les das la mano y se cogen del pie.

Esos monstruos de negros pensamientos, tan negros como sus sotanas, aliados con una clase ociosa, explotadora del trabajo obrero y campesino y de la riqueza nacional, y que venden todo al mejor postor, menos a su madre, porque carecen de ella. Esos son los promotores y beneficiarios del autoritarismo que siempre hemos padecido. De poco han servido los ideales y los sacrificios de un Valentín Gómez Farías, de un Dr. Mora, de un Juárez, de un Melchor Ocampo, de un Ricardo Flores Magón, y de millones de mexicanos más que ofrendaron sus vidas en aras de sus ideales. De nada han servido, porque actualmente los monstruos de sotana están sacando las uñas y están dispuestos a arrancarnos, así sea a sangre y fuego, todas las prebendas y privilegios que se les han quitado, y para ésto se valen de una legión de fanáticos incrustados en todos los niveles de la sociedad, desde los dirigentes empresariales que alivian sus remordimientos con la confesión, hasta gentes sencillas, pobres, buenas, pero ignorantes, supersticiosas, fanáticas y pendejas, que se espantan por el diablo, por el chupacabras, por la influenza, por todo lo que les digan los curas y la televisión. Además están organizados políticamente, tienen partidos como el PAN (incondicional del clero y los voraces empresarios), sectores del PRI, y hasta del PRD. Disponen de cenáculos perversos como el Yunque y el MURO, de fuerzas de choque, como los alumnos de escuelas católicas que golpearon a un grupo de jóvenes emos en Querétaro, y hasta del Ejército Nacional, enfrascado en una lucha inútil y fratricida (con el peligro del advenimiento de una dictadura militar de corte fascista). Disponen además, del erario público y del capital privado.

Ante estas consideraciones ¿todavía crees que vivimos en “democracia”? ¿Todavía crees en las “buenas intenciones” de los que en 9 años de gobiernos fallidos nos están llevando a la ruina? Si es así, que Dios te bendiga, si no, te invito a que lo pienses y lo medites antes de darle todo el poder de tu voto al gobierno de derecha, ese gobierno ilegítimo a todas luces, y cuyas acciones tienden a sumirnos en las tinieblas de una era neo-medieval, o por lo menos, en una sociedad sin ninguna posibilidad de diálogo ni de debate, una sociedad sometida al AUTORITARISMO, como siempre lo ha sido, una sociedad en donde obedecer y callar sea la premisa.

Por lo menos, les convoco a debatir aquí en La Caballeriza.

miércoles, 22 de abril de 2009

Bienvenida la caballada.


Aquí en La Caballeriza nos proponemos discutir cosas interesantes, intercambiar opiniones, debatir, informarnos acerca de acontecimientos relevantes, denunciar injusticias y gandalleses, organizarnos para hacer cosas trascendentes, en fin, como veo que la caballada está, en su mayoría, muy flaca, tengo la esperanza de que nos reunamos los equinos más finos, de concurso, con un chingo de pedigrí. Pedigrí intelectual quiero decir, no de otra índole.
Vamos a ver si acaso podemos establecer un diálogo inteligente, porque en lo personal, huyo de los pendejos: la pendejez es una enfermedad muy contagiosa y hay que estar lejos de esos pobres enfermitos, lo más posible, por lo menos, porque abundan: no hay más que salir a la calle, subirse al metro, acudir a una oficina pública o privada, que da lo mismo, en fin, es muy difícil no estar en contacto con estos cuates, pero por lo menos podemos vacunarnos. Lo bueno es que los caballos somos animales fuertes, sanos, hermosos e inteligentes.
Les prometo, hermanos equinos, que tendremos aquí entradas interesantes y dignas de debatir.
En la foto vemos a dos congéneres platicando, como se puede ver, aquí no se discrimina a nadie, ni por tamaño, edad, sexo, etnia, nacionalidad, creencias, etc., lo único que no se puede tolerar aquí es a los pendejos (que generalmente no pertenecen a nuestra especie: hasta ahora no he conocido a ningún caballo pendejo).